viernes, 26 de septiembre de 2008

Declaración de la Asociacion General de los Adventistas del 7mo. Día respecto a Elena G. de White

Indianápolis, 1980

En la declaración de las creencias fundamentales votadas por la Conferencia General de los Adventistas del Séptimo Día en Dallas, en abril de 1980, el Preámbulo dice: "Los Adventistas del Séptimo Día aceptan la Biblia como su único credo y sostienen ciertas creencias fundamentales ser las enseñanzas de las Sagradas Escrituras". El primer artículo de esa declaración refleja la comprensión de la iglesia en relación con la inspiración y autoridad de los escritos de la Sra. Elena G. de White, y la relación que estos guardan con las Sagradas Escrituras.

Las Sagradas Escrituras. Las Sagradas Escrituras son la Palabra escrita de Dios, dadas por inspiración divina a través de los Santos Hombres de Dios movidos por el Espíritu Santo. En esta Palabra, Dios ha proporcionado al hombre el conocimiento necesario para la salvación. Las Santas Escrituras constituyen la infalible revelación de Su voluntad. Ellas son la medida del carácter, la prueba de la experiencia, el revelador autorizado de las doctrinas y el registro confiable de los actos de Dios en la historia. (2 Pedro 1:20, 21; 2 Tim. 3:16, 17; Salmos 119:105, Prov. 30:5, 6; Isa. 8:20; Juan 17:17; 1 Tes. 2:13; Heb. 4:12).

El Espíritu de Profecía. Unos de los dones del Espíritu Santo es el Don profético. Este don es una marca de la iglesia remanente y fue manifestado en el ministerio de Elena G. de White. Como mensajera del Señor, sus escritos son una fuente continua y autoritaria de Verdad la cual provee para la iglesia consuelo, dirección, instrucción y corrección. Estos escritos también hacen claro que la Biblia es la medida por la que toda enseñanza y experiencia debe ser probada. (Joel 2:28, 29; Hechos 2;14-21; Hebreos 1:1-3; Apoc. 12:17; 19:10).

La explicación que sigue a continuación es una aplicación de estas declaraciones, originándose en las preguntas que se han levantado recientemente: Estas no deberán tomarse como sustituto a las declaraciones previas o como un añadido a las mismas. La explicación en sí no lleva la intención de ser final en forma o en contenido; es sencillamente una manera de expresar el actual entendimiento de muchos Adventistas del Séptimo Día con relación a aquellas preguntas que tienen que ver con la inspiración y la autoridad de los escritos de Elena G. de White.

Creemos que una correcta interpretación de la inspiración y autoridad de los escritos de Elena G. de White por un lado evitarán que estos escritos sean elevados por encima de las Sagradas Escrituras, mientras que por otro lado evitarán el otro extremo que sean considerados simplemente como literatura cristiana en general.

AFIRMAMOS:

- Que las Sagradas Escrituras son la autoridad final en asuntos de doctrina y práctica.

- Que el canon de las Escrituras se cerró con el Nuevo Testamento.

- Que las Escrituras fueron inspiradas por el Espíritu Santo y por lo tanto son la Palabra de Dios.

- Que la Palabra de Dios está expresada en el lenguaje de los hombres, y por lo tanto representa una unión de lo humano y lo divino.

- Que las Escrituras enseñan que el Don Profético ha de ser manifiesto en la Iglesia, después de haberse cerrado el canon del Nuevo Testamento.

- Que los escritos de Elena G. de White fueron inspirados por el Espíritu Santo y hablan con autoridad a los Adventistas del Séptimo Día.

- Que las enseñanzas doctrinales de Elena G. de White están en armonía con las Escrituras.

- Que la aceptación del Don Profético en Elena G. de White y de sus escritos como inspirados, mientras que no son una prueba de discipulado, es importante para la unidad y el bienestar de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

- Que el uso de fuentes literarias por parte de Elena G. de White y la ayuda secretarial en la producción de sus escritos, se conforma a los procesos de producción de los libros de la Biblia, hasta donde nosotros somos capaces de aprender acerca de estos procesos.

NEGAMOS:

- Que los escritos de Elena G. de White son una adición a las Sagradas Escrituras o que son parte del canon.

- Que los escritos de Elena G. de White pueden ser usados para reemplazar (como substitutos) el estudio de la Biblia.

- Que las Escrituras pueden ser comprendidas solamente a través de los Escritos de Elena G. de White.

- Que los escritos de Elena G. de White pueden ser usados para establecer una doctrina no enseñada por las Sagradas Escrituras.

- Que los escritos de Elena G. de White fueron inspirados de una manera diferente a lo que fueron las Sagradas Escrituras.
- Que sus escritos fueron totalmente el producto de una piedad cristiana.

- Que el uso de fuentes literarias de parte de Elena G. de White, inspiradas o no inspiradas, niegan su inspiración divina.

- Que el recurso de Elena G. de White a la ayuda secretarial o editorial niega la inspiración de sus escritos, así como también negamos que el empleo de ayuda foránea y fuentes foráneos nieguen la inspiración de las Escrituras Bíblicas.

Fuente: White State, Universidad de Montemorelos

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viernes, 5 de septiembre de 2008

MISIONEROS ADVENTISTAS: ¿EXISTEN TODAVIA?

MISIONEROS ADVENTISTAS - Metro

Durante más de ciento treinta años, la Iglesia Adventista se ha dedicado con todo fervor a la misión. John Andrews fue el primer misionero adventista oficial, al abordar un barco hacia Europa en 1874. Una década antes, Hannah More y Michael Czechowski habían ayudado a establecer el adventismo en África y Europa respectivamente. Miles seguirían sus pasos, abandonando las comodidades de sus hogares para compartir el amor de Dios en lugares extraños y muchas veces peligrosos. Algunos inclusive darían sus vidas por esa causa.

¿Qué sucede en la actualidad? ¿Es la misión todavía una prioridad para la Iglesia Adventista?

En palabras de Gary Krause, director de la Secretaría de Misión, “desde el mismo comienzo, la Iglesia Adventista ha sido un movimiento misionero Por supuesto, se tardaron unos años hasta entender que ir a todo el mundo significaba ir más allá de Norteamérica. Pero cuando lo entendieron comenzaron a enviar misioneros a todo el mundo, en gran proporción si lo comparamos con una denominación tan pequeña. La misión llegó a ser nuestra primera prioridad; la razón misma de nuestra existencia”.

Hoy día, los misioneros adventistas provienen de numerosas regiones del mundo y se desempeñan dondequiera los necesiten. Aunque son oriundos de países y culturas diversas y poseen variadas profesiones, los une un objetivo común: compartir el amor y la esperanza de Cristo con un mundo que lo necesita con urgencia.

Cada año, decenas de misioneros adventistas son entrenados y enviados a diversos lugares del mundo. Por medio de la educación, la salud, el establecimiento de iglesias y los programas de alfabetización, se esfuerzan por llegar hasta los no alcanzados.

Los misioneros son los instrumentos del Espíritu Santo para hacer que la Iglesia Adventista sea una familia espiritual mundial.

Elmer y Angélica Ribeyro (Sierra Leona)

Ya de niño, Elmer Ribeyro sintió que Dios lo llamaba a ser misionero. “Sentía el deseo de ser médico y por eso oré para que Dios me abriera las puertas. Sabía que quería trabajar en el África algún día”.

Elmer, un hábil cirujano oriundo del Perú y su esposa Angélica, que es farmacéutica, trabajan en una pequeña clínica de Sierra Leona, un país que acaba de pasar por la experiencia de una sangrienta guerra civil.

Los médicos como ellos cumplen una función vital en la obra misionera de la iglesia. A menudo representan el primer punto de contacto de la comunidad local con los adventistas.

La atención y compasión que muestran por sus pacientes es un reflejo del amor que Jesús tiene por todos nosotros.

Samir y Tanya Berbawy (Egipto)

Samir Berbawy nació en Egipto, creció en el Líbano y luego emigró a los Estados Unidos, donde trabajó como profesor.

Cuando sus hijos colaboraron como estudiantes misioneros en el Colegio Secundario de la Unión del Nilo, Samir y su esposa Tanya visitaron la institución y sintieron el llamado de Dios para regresar a su país a trabajar por los jóvenes de la iglesia. Ahora Samir es el presidente de la Misión.

Oscar y Eugenia Giordano (Lesoto)
En el pequeño Lesoto, dos misioneros adventistas están sembrando semillas de esperanza entre los infectados de HIV.

Oscar y Eugenia Giordano, misioneros veteranos en el África, han servido a la iglesia en algunos de los lugares más penosos del continente.

Juntos fundaron el Ministerio Internacional Adventista del HIV-SIDA, una organización con sede en Johannesburgo, Sudáfrica, que combina amor, compasión y educación para que las víctimas del HIV y del SIDA mejoren sus condiciones de vida.

Eugenia comparte: “Hay vidas que están siendo transformadas. Vemos a personas que estaban enfermas y moribundas, con esperanza. Es gente que ahora puede afirmar que recuperó la esperanza”.

“Jesús se acercaría a estas personas –dice Oscar–, los tocaría, estaría con ellos, y eso significa mucho para quienes están solos. Ese toque de amor es muy duradero… El cuidado y la compasión inician el proceso de curación”.

Rick y Marcia McEdward (División de Asia-Pacífico Sur)

Rick McEdward es un pastor con corazón misionero. Hace seis años se trasladó junto a su esposa Marcia y sus hijos al continente asiático, una de las áreas de mayores desafíos misioneros en el mundo. Rick siente el deber de compartir el amor de Dios con los pueblos de las diversas regiones del mundo.

Como coordinador de la Secretaría de Misión de la División de Asia-Pacífico Sur, trabaja con los pioneros de Misión Global que buscan establecer nuevos grupos de creyentes en ciudades y zonas remotas de la selva.

Rick mismo nos cuenta: “Hace poco, visité una pequeña aldea en la selva de Indonesia, donde por varios años habíamos desarrollado un proyecto misionero. Hay un grupo de cinco familias que se reúnen cada semana para adorar a Dios. Un pionero de Misión Global va a la aldea para coordinar estudios bíblicos y compartir el amor de Dios con la gente. En el pasado sufrimos oposición, pero paulatinamente la comunidad se ha abierto al mensaje y a la Palabra de Dios”.

Milan y Eva Moskala (Bangladesh)

Durante los últimos ocho años, Milan Moskala ha trabajado como misionero en Dacca, Bangladesh, uno de los lugares más pobres de la tierra, donde abundan los indigentes que carecen de todo, hasta lo más básico para la supervivencia.

“En todos lados hay miles de niños sin padres, sin apoyo, que viven mendigando y procuran sobrevivir recolectando alimentos de la basura mientras se pelean entre ellos. Sus vidas son muy miserables”, dice Milan.

Una manera de ayudar a la población es a través de escuelas que ofrecen educación a niños que de otra forma no podrían salir adelante y donde les sirven el único plato de alimento que consumen en todo el día. Por las noches Milan visita los barrios bajos para enseñar a la gente principios de salud.

Los actos de bondad de Milan reflejan el amor de un Dios que de otra forma sería desconocido para esta comunidad.

Solo una vislumbre

Estos ejemplos brindan tan solo una vislumbre de lo que hace una familia de misioneros y representan solamente a unos pocos de los cientos que en todo el mundo a menudo trabajan en lugares solitarios y peligrosos sin los recursos adecuados, pero que aun así están decididos a marcar una diferencia.

Oscar Giordano nos dice: “Es maravilloso ver una vida transformada y presenciar el gozo de alguien que ha experimentado el poder sanador de Cristo. Animo a mis hermanos y hermanas de todo el mundo a participar y apoyar la obra que se realiza en estos lugares, al dar sus ofrendas para la misión”.

Cada trimestre, la Secretaría de Misión produce un DVD que destaca la obra misionera de la Iglesia Adventista en el mundo. Esta producción puede ser utilizada para promover las ofrendas misioneras y del Decimotercer Sábado en las iglesias locales. Este artículo fue adaptado del DVD correspondiente al primer trimestre de 2008. Si desea recibir el DVD o verlo en línea, visite el sitio www.AdventistMission.org.

Fuente: ADVENTIST WORLD
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