jueves, 24 de junio de 2010

Los Congresos de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día / Historia

91 delegados se reunieron para la 27º Congreso de la Asociación General en 1888 en Minneapolis, Minnesota.

¿Qué es la Congreso de la Asociación General?
La Congreso de la Asociación General es el foro para elegir a los oficiales de la iglesia y la votar los cambios a la Constitución de la iglesia. Los delegados también escucharan los informes de cada una de las 13 regiones administrativas de la iglesia. Los delegados con voto en el Congreso representan las regiones del mundo, tanto por la población de la iglesia o la autonomía financiera de las regiones administrativas. La Constitución establece que al menos el 50 por ciento de los delegados serán laicos, pastores, maestros, y empleados no administrativos de ambos sexos y que representan una gama de edades y nacionalidades. Los miembros de la Iglesia también tendrán la oportunidad de reconectarse con amigos de todo el mundo.

Cambios a través del tiempo

Mientras que los Congresos se celebran actualmente en estadios de fútbol, fotografías de los primeros Congresos muestran a los delegados alineados a lo largo de la entrada de una pequeña iglesia. En aquel entonces, los líderes del movimiento llegaban al Congreso en el estado de Michigan EE.UU. en su mayoría de la región central y noreste de Estados Unidos en tren o en caballo y carruajes. Hoy en día, alrededor de un tercio de los integrantes del movimiento reside ahora en África, con otra tercera que residen en América Central y América del Sur. Brasil cuenta actualmente con más adventistas que cualquier otro país, 1,3 millones.

Inicios de los Congresos

Los líderes adventistas del séptimo día se reunieron en Battle Creek, Michigan, en 1863 "con el propósito de organizar una Conferencia General", lo dice el acta de esa reunión. La reunión se inició en la tarde del 20 de mayo, durante la cual los delegados eligieron a un presidente y un secretario. Durante la reunión, los delegados redactaron una constitución y estatutos. También estableció el liderazgo de la Conferencia compuesto por un Presidente, Secretario y Tesorero. Hoy en día, la misma estructura oficial se mantiene en todos los niveles de administración de la iglesia.

Battle Creek fue el sitio de 26 de la primeros 31 Congresos de la Asociación General El primer Congreso celebrado, al oeste del río Mississippi fue en noviembre de 1887 en Oakland, California. El Congreso se ha celebrado fuera de los EE.UU en tres ocasiones: en 1975 en Austria, los Países Bajos en 1995 y en Canadá en 2000. Atlanta será el 59ª Congreso.

Frecuencia

El tiempo entre las sesiones ha alargado durante los años. Los Congresos se llevaron a cabo cada año hasta 1891. Los Congresos se celebraron a continuación, cada dos años hasta 1905. El Congreso se tomó un descanso de cuatro años, seguido por otra pausa durante la Primera Guerra Mundial, antes de reunirse de nuevo en 1918. Después, el Congreso se celebró cada cuatro años, hasta la Gran Depresión. El Congreso se celebró en 1930, pero no hasta 1936 y luego en 1941. Desde 1970, la sesión se ha llevado a cabo cada cinco años, como es asignado por mandato de la Constitución de la Iglesia Adventista.

Reunión lugares

Recientes Congresos de la Asociación General se han celebrado en estadios de béisbol y fútbol en los EE.UU., Canadá y Europa. Pocos lugares en el mundo ofrecen las comodidades necesarias para tal evento: asientos para 70.000 asistentes, personal de apoyo local que hablan inglés (el idioma oficial de servicios de la iglesia), transportes fiables y rentable, y seguridad alimentaria para una gran grupo.
Próxima sesión

Mientras los adventistas tenemos la esperanza que la segunda venida de Cristo tendrá lugar antes de la próxima Congreso de la Asociación General en 2015, la denominación ha reservado el Alamo Dome en San Antonio, Texas... por si acaso.

Los edificios de la Iglesia ya no podían contener los Congreso de la Asociación General al comienzo de 1900. Arriba, los delegados se reúnen en el Auditorio de Exposiciónes de San Francisco, California, en 1936. Congresos posteriores fueron movidos a grandes estadios. A continuación (foto), el Congreso en el Edward Jones Domo, de St. Louis, Missouri, en 2005.





Fuente: General Conference of Seventh-day Adventists
Traducción: MF / OjoAdventista.com
Fotografías: General Conference of Seventh-day Adventists

+ Leer más...

viernes, 4 de junio de 2010

1+1+1=Uno: la piedra angular de la teología bíblica. Por Norman R. Gulley

«Yo no creo en la Trinidad!» A esa conclusión llegaron algunos de los pioneros adventistas. Los cuestionamientos hacia el tema continuaron durante 87 años y hoy esos debates han regresado. ¿Se está repitiendo la historia? «¿Es Dios una Trinidad?» «¿Es realmente importante?» «¿No dice la Escritura acaso: “Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es”?» (Deut. 6:4, cf. 4-9; 11:13-21; Núm. 15:37-41).

¿Qué perdemos si Dios es realmente una persona? En primer lugar, Cristo no podría ser nuestro Salvador. Fue el Espíritu Santo el que trajo a Cristo hasta María. Fue el Padre el que respondió las oraciones de Cristo y le dio la ayuda que necesitaba. La Trinidad es importante. Nuestra vida eterna depende de esta verdad.

El Señor nuestro Dios es uno

¿Por qué dijo Dios entonces: «Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es»? En el Antiguo Cercano Oriente, numerosas deidades rodeaban y ponían en peligro a Israel. Dios sabía que su pueblo se sentiría atraído por esos dioses y lo abandonarían. En ese contexto dijo: «Solo yo soy Dios» («no hay otro», Deut. 4:39). Es por ello que el prólogo de los Diez Mandamientos expresa: «Yo soy Jehová, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto […]. No tendrás dioses ajenos delante de mí». (Éxo. 20:2, 3). Solo el verdadero Dios podía mostrar su poder salvador en el Mar Rojo. La palabra «uno» expresa el carácter único de Dios, y no que esté solo.

La palabra «uno» es utilizada como traducción de dos términos del hebreo bíblico: yahîd (hijo único, Gén. 22:2) y ’ehad (los que se casan «llegan a ser una sola carne», Gén. 2:24). «Jehová uno es» usa el término ’ehad, lo que significa que Dios no está solo aunque es un Dios único. Expresa que Dios está unido, o que es más que una Persona. Las Escrituras declaran que Dios es amor (1 Juan 4:8-16). Antes del comienzo de toda creación hubo una eternidad donde Dios era amor. No podía ser amor si estaba solo. ¿A quién podía amar? Se necesita más de uno para amar. Por ello, la naturaleza de Dios requería que hubiera más de una Persona.

Vestigios de la Trinidad en el Antiguo Testamento

Las Escrituras indican a menudo que Dios es más que uno. La pluralidad es señalada en las siguientes instancias: «Dios dijo [singular]: “Hagamos [plural] al hombre”» (Gén. 1:26). Después de la entrada del pecado al mundo, «el Señor Dios dijo [singular]: “El hombre ha venido a ser como uno de nosotros [plural]”» (Gén. 3:22). En respuesta a los constructores de la Torre de Babel, Dios [singular] dijo: «Descendamos y confundamos [plural] allí su lengua» (Gén. 11:7). Isaías dijo: «Oí la voz del Señor [singular] que decía: “¿A quién enviaré y quién irá por nosotros [plural]?”» (Isa. 6:8). Aunque enfatizó el Dios único para guardar a su pueblo de los muchos dioses, Dios permitió que Israel tuviera vislumbres de que la Deidad es más que una Persona. Esto se refiere en realidad a una dimensión diferente. Si Dios hubiera sido solo una Persona, ¿quién se habría hecho cargo del universo mientras Cristo estuvo en la tierra, y dónde habría estado Dios cuando Cristo estuvo en la tumba?

Las Escrituras designan al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como Dios. Permítanme enumerar algunos poderosos ejemplos: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Gén. 1:1), y él creó el universo por medio de su Hijo (Heb. 1:1, 2). Después de su muerte, Cristo «se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas» (Heb. 1:3). El Padre le dijo: «Tu trono, Dios, por los siglos de los siglos» (vers. 8). El Padre llamó Dios a Cristo (cf. Juan 1:1-3, 14). Pablo dijo a los efesios: «No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios» (Efe. 4:30). Pedro le dijo a Ananías que había mentido al Espíritu Santo (Hech. 5:3) y que, al hacerlo, no había mentido «a los hombres, sino a Dios» (vers. 4).

La Escritura interpreta a la Escritura

Algunos dicen que la Trinidad aparece solo explícita en el Nuevo Testamento. Un buen ejemplo es cuando el Padre le habla a Cristo en su bautismo y el Espíritu Santo desciende sobre este como paloma (Mat. 3:16, 17). Otro ejemplo es la comisión evangélica, donde Cristo envía a sus hijos a bautizar en el nombre de los tres (Mat. 28:19). Un tercer ejemplo son las últimas palabras de Pablo en su segunda epístola a los corintios: «La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros» (2 Cor. 13:14). De manera que el Nuevo Testamento enseña claramente la Trinidad.

En el Antiguo Testamento, sin embargo, la Trinidad aparece más de lo que muchos creen. Cuando la Escritura interpreta a la Escritura, descubrimos que el Antiguo Testamento tiene qué decir sobre el tema. En Lucas 4:18 y 19, Cristo cita a Isaías 61:1 y 2 y, al hacerlo, reconoce que los versículos hablan de su misión. En otras palabras, Cristo comentó esos versículos de Isaías destacando que hablan de la Trinidad, de la siguiente manera: «El Espíritu [Espíritu Santo] de Jehová, el Señor [el Padre], está sobre mí [el Hijo]» (Isa. 61:1).

En varios lugares de Isaías, la Trinidad aparece de manera explícita. He aquí tres ejemplos adicionales: En primer lugar, Isaías 42:1 dice: «Este es mi siervo, yo lo sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento. He puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones». Dios el Padre habla de su Hijo, a quien le dio su Santo Espíritu. El Nuevo Testamento corrobora que este pasaje de Isaías se cumplió en el ministerio de sanidad de Jesús (Mat. 12:15-21), quien fue enviado por el Padre (Juan 3:16, 17) y capacitado por el Espíritu Santo (Mat. 3:16, 17; Luc. 4:18). En segundo término, Isaías 48:16 declara: «Acercaos a mí, oíd esto […]. Y ahora me envió [a Cristo] Jehová el Señor [el Padre], y su Espíritu [Espíritu Santo]». En tercer lugar, en Isaías 63:7-16, se hace una referencia al «ángel de su faz» que «los salvó» (vers. 9, Cristo), al Espíritu Santo (vers. 10), y al Padre (vers. 16).

Si fuera abandonado en una isla desierta y solo pudiera llevar un libro del Antiguo Testamento y otro del Nuevo Testamento, elegiría a Isaías y a Juan. En ambos se halla la Trinidad. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo nos hablan del amor de Dios. Isaías 53 es uno de los mejores capítulos bíblicos del amor del Salvador por todos nosotros. El profeta Isaías presenta a la Trinidad con mayor especificidad que cualquier otro escritor del Antiguo Testamento. En el Antiguo Testamento se nos dice que Dios no cambia (Mal. 3:6), un concepto que es repetido en el Nuevo Testamento: «Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos» (Heb. 13:8).

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se aman mutuamente; o sea que cada uno ama a Dios y a sus prójimos (cf. Mat. 22:37-40). Ese amor es eterno y recíproco, y fluye hasta entrar a las vidas humanas de manera que en cierta medida reflejen el amor por Dios y por los demás. Un Dios solitario no podría ser un Dios de amor. ¡Qué maravillosa Trinidad!



Fuente: Adventist World
Autor: Norman R. Gulley es profesor de investigación en Teología Sistemática en la Southern Adventist University, en Collegedale, Tennessee, Estados Unidos. Actualmente trabaja en el cuarto y último volumen de su teología sistemática (Systematic Theology), publicada por Andrews University Press.

+ Leer más...