viernes, 26 de diciembre de 2008

El matrimonio y la familia. Por Catherine Anthony Boldeau

[...] El matrimonio no es algo fácil; doy testimonio de eso. A nosotros, los últimos siete años nos han presentado desafíos que me recuerdan una dramática novela de ficción, con la única diferencia de que todo fue real y que tanto mi esposo como yo sobrevivimos a ello. Lo que nos mantuvo unidos es nuestra creencia fundamental en la santidad del matrimonio y la familia. También creemos que la familia es el plan de Dios, como también lo dice la Biblia y lo expresan tan claramente las doctrinas de la Iglesia Adventista.

Creo firmemente que junto con el sábado, el matrimonio fue el don que Dios les dio a Adán y a Eva durante la creación y debía ser algo hermoso, sagrado e íntimo y uno de los actos supremos de la creación: “hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gén. 2:23). Pero el pecado opacó gravemente este don. El estado de perfección que existía entre Adán y Eva, que Dios quería que sirviera de modelo para todas las generaciones, cambió. En su lugar, produjo dolor y sufrimiento interminables.

De todas las creencias fundamentales de la Iglesia Adventista, ninguna es tan atacada día a día como la del matrimonio y la familia... + en ADVENTISMO / ojo adventista, haciendo clic aquí.


+ Leer más...

sábado, 13 de diciembre de 2008

Compromiso total con Dios / Declaración Oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día

La historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día está llena de ejemplos de personas e instituciones que han sido, y son, testigos vibrantes de su fe. Debido a su apasionado compromiso con su Señor, y al profundo aprecio por su ilimitado amor, todos tienen el mismo blanco: compartir las Buenas Nuevas con los demás. El texto bíblico clave que los motivó, texto que inflama a los adventistas en todas partes, conocido como la Comisión Evangélica, el mandato del mismo Señor, está registrado en Mateo 28:19,20, y dice: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Otras versiones, como la Nácar-Colunga, traducen: "Id, pues; enseñad a todas la gentes...".

Esta orden del mismo Señor es sencilla, hermosa y cautivante, y es para todos sus seguidores, sean miembros, pastores, o administradores: Id... enseñad... bautizad... haced discípulos. Este principio es la chispa de encendido de la misión de la Iglesia y establece la norma para toda evaluación, y toda medición, del éxito. Afecta a todos, cualesquiera sean sus responsabilidades, sean laicos u obreros, abarca todos los aspectos de la vida de la Iglesia, desde la Iglesia local hasta la Asociación General, y alcanza a las escuelas, colegios y universidades, casas editoras, instituciones de salud, y organizaciones de alimentos saludables. Este compromiso está implícito, incorporado, como encapsulado, en los votos bautismales, en las declaraciones de misión, en las metas y objetivos, y en los reglamentos y estatutos de la Iglesia: "Para dar testimonio de su amante salvación", "para ayudar en la proclamación del Evangelio Eterno", "para proveer el pan de vida a las multitudes", y para "fortalecerlos en su preparación para su pronto retorno". La cuádruple orden para ir... enseñar... bautizar... hacer discípulos resuena en todos los lugares donde los adventistas del séptimo día trabajan o se reúnen.

A medida que la Iglesia crece en tamaño y complejidad, más y más feligreses, pastores y administradores se han hecho serias preguntas acerca de cómo la Iglesia está cumpliendo la Comisión Evangélica. Las ruedas y los engranajes de la Iglesia, ¿producen apenas productos y servicios que, aunque están sobre el promedio, no pueden fácil y rápidamente distinguirse de sus contrapartidas seculares? ¿O está la Iglesia asegurándose de que sus productos y servicios básicos revelen al mundo el camino hacia la vida eterna? Nada debe ser excluido de estas preguntas, no importa si se trata de los servicios de adoración de la Iglesia local o de los programas y productos de los campos e instituciones de la Iglesia.

Ha llegado el tiempo para que la Iglesia como un todo se pregunte y responda las difíciles cuestiones sobre cómo está relacionándose con el principio guiador de la Comisión Evangélica. ¿Cómo puede ese principio guiador ser una realidad en las vidas de los feligreses, los pastores, y las congregaciones? ¿Cómo pueden ellos medir su progreso en el cumplimiento de este mandato? ¿Cómo pueden las universidades de la Iglesia, los colegios secundarios y superiores, las fábricas de alimentos, las clínicas, las instituciones médicas de alta complejidad, las casas editoras, y los centros de comunicaciones cumplir su responsabilidad tomando como base la Comisión Evangélica?

Este desafío requiere una aproximación franca y analítica para determinar dónde está la Iglesia en relación con el mandato del Señor. No es suficiente medir el éxito por las normas seculares, ni es suficiente darles prioridad a esos estándares. El compromiso total para con Dios incluye, esencialmente, la aceptación total de los principios del cristianismo tal como están bosquejados en la Biblia y en el Espíritu de Profecía. Las congregaciones, las instituciones, los obreros, y los feligreses pueden fácilmente encontrar satisfacción en alcanzar blancos, reunir recursos, completar edificios, equilibrar presupuestos, obtener o renovar acreditaciones, y, sin embargo, dejar de cumplir su responsabilidad ante Dios con respecto a la Comisión Evangélica. La primera y constante prioridad de la Iglesia debe ser esta orden del Señor: Id... enseñad... bautizad... haced discípulos.

Aunque la Comisión Evangélica no cambia, su cumplimiento se demuestra en diferentes formas, por ejemplo: Un pastor trabaja en un contexto diferente del de un profesor en el aula, o del de un médico, o un administrador de institución. Pero, se trate de un rol personal o institucional, cada uno es responsable ante el mandato de Dios. Entre los grandes beneficios que se derivan cuando se evalúa la efectividad del cumplimiento de esta misión, está la creciente confianza que se desarrolla cuando cada feligrés, cada pastor, cada administrador, y cada institución de la Iglesia toma en cuenta esta prioridad y le presta la debida atención.

La familia de Dios reconoce que cada persona es individualmente responsable ante Dios. Al mismo tiempo, los creyentes son amonestados a examinarse a sí mismos (véase 2 Cor. 13:5). Así como un proceso de evaluación espiritual tiene su lugar en la vida personal, así también y seguramente tiene su lugar en la vida organizacional.

Una evaluación espiritual, aunque es apropiada, es también un asunto muy delicado, porque los humanos vemos sólo en parte. El marco de referencia terrenal siempre está limitado a lo que es visible y al breve período que rodea al presente. A pesar de eso, podemos ganar mucho mediante una evaluación cuidadosa y meditada de nuestra vida personal y de la vida organizacional.

Es posible descubrir e identificar varios principios que pueden guiarnos en tal evaluación y, aunque cualquier intento será incompleto, las siguientes áreas de evaluación específica nos ayudarán a concientizarnos de la responsabilidad que tenemos para con Dios y para con la misión, que es, precisamente, una parte integral de la relación y el compromiso del cristiano con Él. La siguiente lista no agota todas las áreas que necesitan atención, pero los principios bosquejados aquí se aplican también a otras personas, organizaciones e instituciones.

Qué implica el "Compromiso total con Dios" para cada feligrés individualmente.

A cada adventista del séptimo día, sea obrero o laico, se le promete el don del Espíritu Santo que le permitirá crecer espiritualmente en la gracia del Señor y le dará poder para desarrollar y usar los dones espirituales en el testimonio y el servicio. La presencia del Espíritu Santo en la vida del creyente, se demuestra al:
  • Mantener un hogar cristiano en el que las normas y los principios de Cristo se enseñan y se ejemplifican.
  • Vivir una vida que se goza en la certeza de la salvación, impulsada por el Espíritu Santo para dar un testimonio personal efectivo a los demás, y que desarrolla con Cristo un carácter amable, consecuente con la voluntad de Dios revelada en su Palabra.
  • Usar los dones espirituales que Dios ha dado a cada uno.
  • Dedicar el tiempo, los dones espirituales, y los recursos, con oración y en forma sistemática, para proclamar el Evangelio y, ya sea individualmente o como parte de la familia de la Iglesia, llegar a ser la sal y luz del Señor al compartir su amor en la vida de familia y en el servicio a la comunidad, motivado siempre por el sentido del pronto regreso del Señor y por su mandato de predicar su Evangelio tanto en el hogar como fuera de él.
  • Participar en un plan sistemático de crecimiento espiritual y evaluación de la forma en que uno camina con Dios, formando parejas de socios espirituales mutuamente responsables, cuyo principal objetivo sea el de ayudarse unos a los otros con oraciones.
Qué implica el "Compromiso total con Dios" para un pastor de Iglesia.

Un pastor adventista del séptimo día, llamado y capacitado por el Espíritu Santo, e impulsado por el amor a las almas, dirige los pecadores hacia Cristo como Creador y Redentor y les enseña cómo compartir su fe y llegar a ser discípulos eficaces. Comparte regularmente una dieta espiritual equilibrada y fresca, resultado de su comunión con Dios y con su Palabra. El pastor muestra la gracia salvadora y el poder transformador del evangelio, al:
  • Empeñarse en que su familia sea un modelo de lo que el Señor espera del matrimonio y la familia.
  • Predicar sermones basados en la Biblia, sermones Cristocéntricos, que alimenten a los miembros y apoyen a la Iglesia mundial, enseñándoles las creencias fundamentales con un sentido de urgencia basado en la comprensión adventista de las profecías tal como las enseña la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
  • Invitar a todos a someterse al poder transformador del Espíritu Santo a fin de que el evangelio pueda ser manifestado en la vida compasiva del creyente dirigido por la fe.
  • Conducir a la Iglesia local en una vigorosa actividad evangelizadora que dé como resultado, no sólo un incremento de la hermandad, sino también el establecimiento de nuevas congregaciones, manteniendo, sin embargo, un fuerte apoyo tanto a la obra local como a la obra mundial de la Iglesia.
  • Dar evidencias de un ministerio eficaz al aumentar numéricamente la feligresía y al crecer en experiencia espiritual y en la adoración, apresurando así el regreso del Señor.
  • Priorizar el crecimiento espiritual personal y la eficacia en la misión al participar regularmente en procesos de evaluación de los resultados espirituales. La División desarrollará un modelo de evaluación para ser aplicado en cada Unión/Asociación/Misión, que incluya un módulo de autoevaluación, como también aspectos que se refieran a la responsabilidad del pastor para con la(s) congregación(es) y hacia la Organización mundial de la Iglesia.
Qué implica el "Compromiso total con Dios" para una Iglesia local.

Una congregación adventista del séptimo día actúa creativamente y con un sentido de autocrítica, como una comunidad que testifica y edifica, facilitando la proclamación del evangelio, tanto a nivel local, como nacional, y aun global. Una congregación tal, vive en el mundo como "el cuerpo de Cristo", mostrando la misma preocupación y acción positiva para con aquellos con quienes entra en contacto, como la que mostraba el Señor en su ministerio terrenal, al:
  • Demostrar una absoluta seguridad en la gracia salvadora de Cristo y un compromiso con las enseñanzas distintivas de su Palabra.
  • Comprender y aceptar su papel como parte de un movimiento final que tiene la responsabilidad de propagar el Evangelio a nivel local, nacional y global.
  • Desarrollar planes estratégicos para compartir las Buenas Nuevas en su comunidad, con el objeto de asegurarse que las personas comprendan cómo puede Jesús cambiar sus vidas y prepararlas para su pronta venida, y al ayudar a establecer nuevas congregaciones.
  • Edificar la vida de los feligreses y sus familias a fin de que crezcan espiritualmente y prosigan confiadamente en la misión y en las verdades expresadas por medio de la Iglesia remanente.
  • Reconocer el privilegio de ser una congregación adventista del séptimo día y su correspondiente responsabilidad para con la familia mundial de Iglesias adventistas del séptimo día, tal como está bosquejada en el Manual de la Iglesia al aceptar e implementar planes amplios que permitan la difusión del evangelio en contextos cada vez más abarcantes; y al participar en el sistema organizativo, financiero, y representativo de la Iglesia, destinado a facilitar la acción misionera mundial.
  • Participar en un plan de evaluación que lleve a la congregación a descubrir cuáles son sus puntos fuertes y sus puntos débiles, y cuáles son los avances hechos en su misión de enseñar, bautizar y hacer discípulos. El plan de evaluación será normalmente un programa de autoevaluación realizado anualmente por toda la congregación en pleno; aunque periódicamente, deberá incluir una evaluación de la participación en, y la responsabilidad para con, la Organización más amplia a la que pertenece. Cada División ayudará en el desarrollo del proceso de evaluación, en consulta con las uniones y las asociaciones/misiones locales, para ser usado dentro de su territorio.
Qué implica el "Compromiso total con Dios" para los colegios primarios y secundarios.

Un colegio de nivel primario o secundario crea un clima que nutre a los alumnos mental, física, social y espiritualmente, e instila en ellos confianza en la pertinencia, el papel, el mensaje, y la misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Los colegios proveen excelencia en la educación adventista, al:
  • Desarrollar, para la institución, un plan maestro espiritual abarcante y un currículo para todas las materias que, además de la excelencia académica, apoyen la visión mundial de los Adventistas del Séptimo Día, e integren la fe con la enseñanza.
  • Emplear profesores adventistas del séptimo día, totalmente comprometidos y profesionalmente competentes, que integren la fe con el conocimiento al nutrir a sus alumnos para que sean buenos ciudadanos y miembros de Iglesia.
  • Trabajar con los padres y las congregaciones locales para asegurar que cada alumno conozca las demandas de Cristo y tenga la oportunidad de decidirse en favor de él y ser bautizado.
  • Transmitir a los alumnos una comprensión de la razón bíblica de la existencia del pueblo de Dios en los últimos días, y de cómo pueden participar en el cumplimiento de la misión de la Iglesia.
  • Involucrar al personal y a los alumnos en actividades de extensión del evangelio en formas que sean apropiadas a la edad de ellos, planificando oportunidades para la testificación en la comunidad.
  • Participar sistemáticamente en un proceso de evaluación espiritual desarrollado por la División, y puesto en práctica por las uniones/asociaciones/misiones, que proporcionen informes anuales para presentar a la junta directiva de la institución y a los delegados al congreso del campo local.
Qué implica el "Compromiso total con Dios" para las instituciones superiores y las universidades.

Una institución superior o universidad adventista del séptimo día ofrece a los jóvenes adventistas y a otros jóvenes de las localidades circundantes que deseen tener la oportunidad de estudiar en un ambiente adventista, una educación de nivel terciario y/o de posgrado, académicamente sólida, demostrada al:
  • Desarrollar un plan maestro espiritual amplio, propuesto por el personal de la institución y aprobado por su junta directiva, que identifique las verdades y valores espirituales, tanto de conocimiento como de relación, que la institución se ha comprometido a compartir con sus alumnos; e indique en qué oportunidades de un período determinado, y mediante qué medios serán transmitidos esos valores.
  • Mantener un ambiente, tanto en el aula como en todo el campus, que asegure oportunidades tanto para la instrucción académica como para encuentros evangélicos, con el objeto de producir graduados que sean reconocidos por la Iglesia y por la sociedad por la excelencia académica y espiritual de sus vidas; hombres y mujeres que sean bien equilibrados mental, espiritual y socialmente; hombres y mujeres que amen a su Señor, que mantengan en alto las normas divinas en su vida diaria, que ayuden a formar congregaciones locales sólidas y prósperas, y que actúen como la sal y la luz de sus comunidades, sean laicos u obreros.
  • Afirmar inequívocamente en el aula, y en la vida diaria del campus las creencias, las prácticas y la visión mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, compartiendo el gozo del evangelio, demostrando confianza en el papel divinamente establecido para el movimiento adventista y en su continua significación dentro del plan de Dios para estos últimos días, facilitando las actividades para que los profesores, el personal y los alumnos puedan testificar y realizar servicio cristiano; y estimular a profesores y empleados a vivir un estilo de vida consecuente que se manifieste por medio de relaciones positivas y formativas con los estudiantes;
  • Emplear profesores adventistas del séptimo día totalmente comprometidos y profesionalmente competentes, que sean activos en su Iglesia local y que integren la fe y el conocimiento en el contexto de la formación de sus alumnos para que lleguen a ser miembros productivos tanto de la sociedad como de la Iglesia del Señor, y que interactúen con los padres de los alumnos y otras personas interesadas en la educación, a fin de comprender y poner en práctica las elevadas expectativas académicas y espirituales que tiene este programa educativo al servicio de la juventud.
  • Evaluar el cumplimiento de los objetivos bosquejados en el plan maestro espiritual mediante un programa de evaluación amplio, preparado por el mismo personal docente, y aprobado por la junta directiva respectiva, diseñado en forma suficientemente específica para que permita evaluar cada aspecto de la vida en el campus; que sirva para guiar a la administración de la institución educacional superior o universidad a tomar las medidas afirmativas o correctivas que sean necesarias, que sirvan de base para los informes anuales acerca de la salud espiritual de la institución presentados a la junta directiva y a los delegados al congreso del campo local.
  • Someter el plan maestro propuesto para el área espiritual, y su programa de evaluación, a un panel internacional de educadores altamente calificados, nombrado por la Asociación General, el que a su vez, entregará a la junta directiva de la institución educacional superior o universidad la evaluación escrita del plan maestro en el área espiritual y de su programa de evaluación.
Qué implica el "Compromiso total con Dios" para los hospitales y otras instituciones médicas

Un hospital o institución médica Adventista del séptimo día ofrece, en la comunidad donde sirve, atención de la salud de la más alta calidad, dirigida a la persona total, desarrollando un plan amplio de evaluación espiritual que incluya:
  • Crear una atmósfera positiva, bien planificada, que se concentre en la presencia sanadora del Señor.
  • Desarrollar un equipo de médicos y enfermeros profesionalmente competentes, orientados hacia la misión, y que sean compasivos; que ministren con sensibilidad a los pacientes desde el contexto de su fe cristiana como también de las creencias distintivas de los adventistas del séptimo día.
  • Asegurarse de que todos los que estén dentro de la esfera de influencia de la institución perciban que las instalaciones para el cuidado de la salud son parte de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, para lo cual la institución deberá desarrollar programas de orientación para el personal, y de testificación a la comunidad, que representen positivamente tanto al hospital como a la Iglesia, ante las personas a quienes sirve la institución.
  • Estimular con sensibilidad las inquietudes espirituales de los pacientes y responder a ellas en forma sistemática.
  • Aplicar los recursos financieros y humanos que sean posibles para participar en la misión local, nacional y global de la Iglesia en las áreas del cuidado de la salud y educación para la salud.
  • Demostrar responsabilidad en el cumplimiento de la misión mediante la participación, por lo menos una vez cada tres años, de un proceso amplio de evaluación, desarrollado, planificado y supervisado por la junta directiva de la División, para evaluar el progreso en la obtención de resultados misionales específicos y mensurables.
Qué implica el "Compromiso total con Dios" para las instituciones de comunicación masiva: Casas Editoras, centros de comunicaciones, Servicios Educacionales Hogar y Salud, y estaciones de radio.

Las instituciones de comunicación masiva Adventistas del séptimo día proporcionan productos de calidad que refuerzan la misión de la Iglesia y el compromiso de sus miembros con dicha misión, al:
  • Estimular iniciativas y al distribuir sólo aquellos productos que contribuyan a la proclamación del evangelio y a la formación de los feligreses, dentro del contexto del mensaje del tiempo del fin.
  • Planificar y apoyar actividades evangelizadoras, que puedan llevar a contactos personales involucrando a las congregaciones locales, donde sea posible.
  • Usar la tecnología y los medios de comunicación dentro de las posibilidades de los recursos financieros disponibles, de modo tal que dichos recursos sean maximizados para el cumplimiento de la misión de la Iglesia.
  • Coordinar iniciativas con otras entidades de la Iglesia para asegurar una adecuada interacción entre ellas, con el objeto de apoyar los programas y proyectos relacionados.
  • Asignar personal, en la medida de las posibilidades, para ayudar a los pastores y a las congregaciones en los programas de seguimiento de las personas alcanzadas, y para operar un sistema de retroalimentación para desarrollar o modificar productos.
  • Establecer, bajo la dirección de las juntas administradoras correspondientes, revisiones periódicas de los materiales y programas, tanto para los feligreses como para el público en general, a fin de proporcionar a las administraciones un análisis de la eficacia en el logro de las metas misioneras; asegurar la armonía de dichos materiales con las creencias y prácticas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y preparar informes para presentar a cada reunión regular de los cuerpos legales correspondientes y a las juntas directivas.

Qué implica el "Compromiso total con Dios" para las industrias de alimentos saludables

Una fábrica de alimentos adventista del séptimo día desarrolla productos que contribuyen positivamente a la salud, y que, además, proporcionan recursos que ayudan a proclamar el mensaje del evangelio en estos últimos días, al:
  • Fabricar y vender únicamente aquellos productos que sean consistentes con los principios divinos de la dieta y la salud.
  • Adiestrar personal para informar al público acerca de las prácticas de vida saludable, y ayudar a la Iglesia a desarrollar una mejor salud entre los feligreses.
  • Proveer alimentos vegetarianos de bajo costo para los países en desarrollo.
  • Implementar programas mediante los cuales, quienes hayan recibido la influencia del mensaje de salud, puedan recibir información adicional acerca de la Iglesia.
  • Incluir en el presupuesto financiero ayuda para la misión de la Iglesia sobre la base que la División haya establecido.
  • Evaluar periódicamente los logros obtenidos en términos de eficiencia, retorno de las inversiones, y contribución a la misión de la Iglesia, con base en un sistema administrado por la junta directiva y la industria y aprobado por la junta directiva de la División, en consulta con la Asociación Internacional de Alimentos Saludables.
Qué implica el "Compromiso total con Dios" para una unión o un campo local.

Una unión o campo local de la Iglesia Adventista del Séptimo Día con un liderazgo que tenga una relación personal con Jesús y esté sometida a la conducción del Espíritu Santo, motiva a los feligreses, pastores, profesores, y todos los demás obreros denominacionales a presentar a sus vecinos y a sus comunidades la verdad salvadora para estos días finales, supervisando y estableciendo prioridades en sus planes, iniciativas y finanzas, para dar el primer lugar a un testimonio continuo en favor de la ganancia de almas y su edificación espiritual, al:
  • Identificar y promover los objetivos espirituales, tanto de evangelización como de crecimiento, de la unión, la asociación o la misión y, mediante un proceso de planificación estratégica y financiera, involucrar la participación colectiva de sus miembros y organizaciones.
  • Demostrar, mediante el ejemplo personal de los líderes, que la Iglesia continúa sin vacilaciones llevando adelante su papel divinamente asignado como testigo a este mundo necesitado y moribundo.
  • Alimentar espiritualmente y apoyar a los pastores, a los miembros y a las congregaciones, a fin de que puedan crecer como discípulos y experimentar con diversas formas de cumplir con la Comisión Evangélica.
  • Ejercer el liderazgo administrativo de las instituciones y entidades bajo su dirección, a fin de asegurar que la misión de la Iglesia se mantenga claramente en foco, y de desarrollar y poner en práctica iniciativas para establecer nuevas congregaciones en comunidades y regiones donde sean necesarias.
  • Asegurar que las provisiones presupuestarias para las actividades evangelizadoras locales, nacionales y globales, sean cuidadosamente balanceadas en relación a los recursos destinados para el alimento espiritual de los creyentes, y que se le dé a ambos la más alta prioridad.
  • Cooperar con la División en el desarrollo y puesta en práctica de procesos de evaluación, revisados por una comisión designada por la Asociación General, mediante la cual, los miembros, los pastores, las congregaciones, las instituciones, las asociaciones y misiones y las uniones puedan graficar su compromiso y eficacia al llevar adelante la Comisión Evangélica, informando los resultados a las respectivas juntas y congresos.
Qué implica el "Compromiso total con Dios" para la Asociación General y las Divisiones.

La Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día y sus divisiones mundiales, con un cuerpo de líderes que tienen una relación personal con Jesús y que se someten a la dirección del Espíritu Santo, proporciona la dirección general y global para la vida espiritual y la misión de la Iglesia, desarrolla planes y reglamentos estratégicos, genera iniciativas y programas, y asigna recursos financieros y humanos, en formas que demuestran la urgencia en completar la misión de la Iglesia y la subordinación al mandato de Ir... enseñar... bautizar... hacer discípulos, al:
  • Dar prioridad, en los concilios anuales y de primavera de la Asociación General y en las juntas directivas de la División, al desarrollo de la vida espiritual de una Iglesia en crecimiento con la clara misión de predicar el Evangelio Eterno, en el tiempo del fin, y llevar el mensaje de los tres ángeles a todo el mundo.
  • Nombrar pequeñas comisiones con representación internacional, según se vea necesario, para evaluar y hacer recomendaciones a las juntas apropiadas con respecto a la evaluación de los programas que se están desarrollando.
  • Asegurar que las administraciones y juntas directivas de las instituciones bajo su dirección, establezcan procesos de rendición de cuentas en el área espiritual que den evidencia de su dedicación a la misión en estos días finales de la Iglesia, y demuestren su efectividad en lograrla.
  • Exigir que las iniciativas y actividades de alcance limitado, aunque tengan algún mérito en sí mismas, estén realmente subordinadas a las metas más amplias y coordinadas de la misión de la Iglesia, disponiendo el desembolso de los presupuestos con el propósito de promover la promulgación del evangelio a todo el mundo.
  • Asegurar que la misión de la Iglesia sea claramente comprendida y puesta en práctica mediante procesos de evaluación para ver el progreso en el cumplimiento de los objetivos misionales, que involucran tanto el desarrollo de los feligreses como las actividades evangelizadoras.
  • Desarrollar un plan maestro espiritual y un programa de evaluación, monitorados por una comisión nombrada, en cada nivel, por la junta directiva de la Asociación General/División con el fin de evaluar la eficacia de la Asociación General/División en relación a la misión de la Iglesia, y asistiendo a todas las organizaciones de la Iglesia e instituciones en la evaluación de su plan maestro espiritual y en sus programas de evaluación.
Realmente, el mandato espiritual es sencillo: Id... enseñad... bautizad... haced discípulos. Los feligreses responsables en la Iglesia Adventista del Séptimo Día y todos los obreros de la Iglesia deben recordar que cada uno tendrá que rendir cuentas ante Dios en relación con este mandato. Algún día, en el gran tribunal, el Señor preguntará: "¿Qué has hecho, apoyado en mi gracia, con tus dones, tus talentos, y con las oportunidades que te di?"

Como lo hizo hace dos mil años, el Señor manda a su Iglesia hoy: "Por tanto id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo". Id... enseñad... bautizad... haced discípulos. El compromiso total con Dios exige el cumplimiento de esta comisión, que sigue siendo la base de la única y verdadera medida del éxito.



Nota:
(DSA. 96-339)



+ Leer más...