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miércoles, 12 de agosto de 2009

Creed en sus profetas. Por Arthur G. Daniells

Los adventistas del séptimo día extraen sus creencias de las enseñanzas de la Palabra de Dios, basando así conscientemente sus doctrinas y prácticas en un claro “así dice el Señor”. Desde los primeros días del movimiento esto significó adoptar la doctrina bíblica del don de profecía, ya que esta verdad es enseñada en la Biblia.
Uno de los líderes adventistas más capaces de los primeros tiempos fue Arthur G. Daniells, presidente de la Asociación General durante un extenso período (1901-1922) y amigo y colega de Elena White durante la segunda mitad de su larga vida (1827-1915). En 1935, después de su retiro, Daniells escribió El permanente don de profecía, con el propósito de afirmar el don profético del que había sido testigo durante tantos años de ministerio. Esta selección pertenece al último capítulo de la obra. —Los editores

El bienestar de la iglesia en conjunto y de sus miembros en particular está inseparablemente vinculado con su actitud de fe y consideración a los profetas de Dios. Éstos, como sabemos, son los mensajeros escogidos por él, los portavoces que ha designado para su iglesia en la tierra. Como hemos demostrado también con claridad, este plan de comunicación ha constituido la forma uniforme y benéfica escogida por Dios para revelar su voluntad a la raza humana desde la separación ocasionada por el pecado. Por este medio se aconseja, instruye, advierte, suplica y amonesta, según lo indiquen la necesidad y el amor divinos. La presencia de los profetas entre los hombres no es por lo tanto algo nuevo o inusual, algo extraño o fantástico. Dios es el autor de esta provisión y el hombre peregrino, su beneficiario. Es tan antigua como la necesidad humana, y tan constante como el amor divino que la impulsó e instituyó.

Las vicisitudes de la iglesia en todas las edades han sido medidas por su fidelidad o deslealtad al don de profecía, y su seguridad se ha medido por la manera en que respondió a estas instrucciones divinas. A lo largo de los siglos que abarcan las eras patriarcal, mosaica y apostólica, hemos visto en acción esta regla inviolable, según se revela en las páginas de la Escritura Sagrada.

Más tarde, luego de la muerte de los apóstoles, comienza la trágica marcha de los sucesos de la Era Cristiana que está escrita con sangre y lágrimas, y manchada por los desvíos y la apostasía. Vez tras vez la iglesia cristiana nominal se aparta de estos principios fundamentales, de los preceptos y prácticas, de la letra y el espíritu que caracterizaron a la iglesia apostólica. La desviación consistió en la perversión de la ley y el Evangelio, aunque penetró en todas las verdades del cristianismo.

Trágica fue la suerte de aquellos que defendieron la fe primitiva. Odiados y vilipendiados, perseguidos y aislados, testificaron por la verdad. Pero de vez en cuando, al llamamiento de Dios se levantaron profetas, hombres y mujeres, que denunciaron la iniquidad de los desleales. Estimularon la fidelidad de los fieles y guiaron y guardaron a los defensores de la verdad a lo largo de esos penosos siglos.

Ahora, en estos tiempos llamados por Dios “los últimos días”, el gran plan divino de redención y el insensato curso de la especie humana se acercan a su culminación. De tal manera abunda la iniquidad entre los hombres, tan desafiante es la filosofía humana, tan rebelde es la independencia del hombre frente a Dios y sus provisiones para la redención en este supremo conflicto entre el bien y el mal, que era imperativo que el don de profecía se manifestara con claridad y evidencia en las filas de la iglesia remanente.

La suprema necesidad de los últimos días

Si alguna vez en el curso de la humanidad el hombre necesitó la dirección divina, es ciertamente en estos postreros días, cuando todas las fuerzas de la iniquidad se hallan sueltas para confundir y arruinar, cuando el mundo secular se ha vuelto materialista, y el mundo religioso se ha entregado a las enseñanzas modernistas. Si alguna vez en la historia la iglesia necesitó contar con la dirección divina, fue en el momento de la crisis del movimiento adventista, precisamente después del chasco de 1844 y durante las décadas que siguieron. Los asuntos en juego eran trascendentales, pero la dirección divina fue la adecuada.

El último conflicto se produce en relación con la fidelidad a Dios, y llega a su consumación en nuestro tiempo. La perfecta ley divina, juntamente con el sello del sábado son objeto del odio de Satanás que, en el conflicto, busca tener a todo el mundo de su lado. La salvación plena provista por la fe en Cristo también es objeto de implacables intentos de negar su encarnación, el ministerio intercesor y el inminente regreso en poder y gloria.

La ira de Satanás se concentra sobre la iglesia remanente de Dios, supremo objeto del amor y dirección divinos. Esta iglesia se destacará finalmente como única defensora de la pisoteada ley de Dios, la que recibe los amplios medios provistos para la redención. No sólo es la iglesia en su conjunto objeto del ataque del maligno, sino que los miembros individuales también son acosados porque mantienen la integridad de la ley y el Evangelio. Al introducir la duda, la negligencia, la rebelión y el repudio, Satanás procura destruir la fidelidad individual a los consejos del don de profecía. De ahí que los tres grandes asuntos en juego en esta última hora estén tan claramente definidos por la inspiración, aunque todos han quedado confundidos por las creencias y prácticas de la cristiandad.

Ahora… la cuestión de la relación individual y de la iglesia con el don dado por Dios, resalta como algo de suprema importancia. Sean las palabras finales, por lo tanto, una súplica para que se reconozca y se escuche esta provisión divina para el consejo de la iglesia. Este consejo es una exhortación que la iglesia siempre debe tener presente y obedecer y practicar con fidelidad.

Escuchad los consejos celestiales

Observad, retrospectivamente, lo que este don ha significado para este pueblo a lo largo de las décadas pasadas. Notad bien cómo se ha hecho frente a una crisis tras otra y se ha solucionado un problema tras otro. En cada caso, el tiempo ha vindicado los consejos celestiales. Considerad, a manera de impresionante comparación y advertencia, los días de Israel en el tiempo de Moisés, y luego pensad en nuestros tiempos. Estas son las palabras del gran caudillo de Israel:

“Yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal”. “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días” (Deut. 30:15, 19, 20).

Al comprender que estaba por deponer sus responsabilidades, el anciano patriarca Moisés dio su recomendación final al pueblo que había conducido durante cuarenta años, desde Egipto hasta los límites de la Tierra Prometida.

Cifraba grandes esperanzas en el futuro de su amado pueblo. Pero conociendo, por larga experiencia, las fragilidades y debilidades del mismo en tiempo de tentación y pruebas, también albergaba graves temores de que tuviesen que arrostrar desastres y derrotas como nación. Como reconocía que su destino para bien o para mal dependía de la forma en que obedeciesen las instrucciones enviadas por Dios, les presentó gráficamente y con muchos detalles las bendiciones temporales y espirituales de las que serían objeto si fueran obedientes y las maldiciones que acompañarían a su desobediencia (véase Deut. 27, 28).
El olvido de Israel

Cuando les aconsejó que amaran al Señor y obedecieran su voz, los estaba exhortando a prestar atención a los mensajes de consejo e instrucción que él les había entregado como mensajero de Dios. Fuera de los Diez Mandamientos, todas las leyes, testimonios y estatutos que les fueron dados habían sido pronunciados por intermedio de Moisés. El hecho de que sólo hubieran visto y oído el elemento humano no disminuía de ninguna manera la culpa que tendrían, si rechazaban estos requerimientos divinos. Así sucede también con los hombres y mujeres de todos los tiempos, no sólo con la generación a la cual se dirigió personalmente.

Moisés se ocupó de que estas solemnes amonestaciones siempre fueran recordadas. Los padres habían de enseñarlas a sus hijos, hablando de ellas cuando estuviesen en casa, o cuando anduviesen de camino, como también a la hora del culto matutino y vespertino (Deut. 11:19, 20). Habían de ser escritas como memoria en un libro, y colocadas al lado del arca. Cada séptimo año habían de ser sacadas y leídas en público delante de la concurrencia de peregrinos reunidos para la Fiesta de las Cabañas. Para esa solemne lectura de los escritos proféticos habían de reunirse hombres y mujeres, sin olvidar al extranjero que estaba dentro de sus puertas. Los niños que llegaban a la edad de la razón eran mencionados de manera especial. También debían oír y aprender a temer al Señor (véase Deut. 31:9-13).

En vista de que el Israel antiguo no supo recordar los solemnes mensajes que Dios había enviado por medio del mensajero escogido, ¿no deberíamos nosotros, “los que hemos alcanzado los fines de los siglos”, cuidar de que la instrucción que ha sido dada a la iglesia remanente sea recordada vívidamente?


Fuente: Adventist World
Autor: Arthur G. Daniells (1858-1935) fue evangelista, misionero, editor y presidente de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día por un largo período.

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viernes, 3 de abril de 2009

La contribución de Elena White a la doctrina adventista. Por Kwabena Donkor

Nuestras doctrinas son producto del estudio cuidadoso de las Escrituras.

La estatura de Elena White en la Iglesia Adventista resulta 
significativa. Creemos que tuvo el don profético. Influyó 
y aún influye en el presente en la vida de la iglesia. ¿Cuál 
fue la naturaleza de su contribución al desarrollo de la doctrina adventista? Algunos afirman que ella es la fuente doctrinal.

Las doctrinas adventistas han sido resumidas en 28 creencias fundamentales. Algunas son comunes a otras denominaciones cristianas: la doctrina de Dios, la creación, el pecado y la salvación. Sin embargo, también poseemos creencias únicas que nos distinguen de otras denominaciones. Entre ellas, la del milenio posterior al regreso de Cristo, el sábado como día de reposo, el ministerio de Cristo en el santuario celestial, el juicio investigador y la inmortalidad condicional del alma. Para descubrir la contribución de Elena White, nos enfocaremos especialmente en estas últimas.

Fuentes de las doctrinas

En el desarrollo de las doctrinas cristianas en general, es posible detectar influencias directas e indirectas. En nuestra búsqueda, puede resultarnos de ayuda analizar la contribución de Elena White desde estas dos perspectivas. ¿Contribuyó en forma directa a las doctrinas adventistas distintivas?

Podría resultar sorpresivo que a pesar de su estatus profético, Elena White no tuvo demasiada influencia directa sobre el desarrollo de nuestras creencias. Por ejemplo, la doctrina del sábado nos llegó por medio de la influencia de los bautistas del séptimo día. Por su parte, la doctrina de la inmortalidad condicional provino principalmente de George Storrs, miembro del movimiento millerita. La doctrina del santuario, el juicio investigador y la significación de la observación del sábado para el tiempo del fin, nos llegan como legado de O. Crosier y J. Bates. El movimiento millerita hablaba inclusive de los mensajes de los tres ángeles. ¿Significa esto que Elena White no tuvo ninguna influencia en el desarrollo de las doctrinas adventistas? Para nada; su influencia puede ser hallada en forma indirecta.

Pioneros de la fe

Como regla general, los pioneros adventistas llegaron a desarrollar las doctrinas distintivas por medio de un intenso estudio de la Biblia. Entre 1848 y 1850 se llevaron a cabo unas 23 conferencias bíblicas, donde se forjaron nuestras creencias únicas. En estas conferencias los pioneros se reunían a estudiar y orar, a veces durante toda la noche. Elena White dijo que durante algunos años no pudo entender el razonamiento de los “hermanos” y el significado de las porciones de las Escrituras que estaban estudiando. “Estuve en este estado –escribió– hasta que todos los puntos principales de nuestra fe se hicieron claros, en armonía con la Palabra de Dios”.1 Aparentemente Dios no quería que su pueblo pasara por alto el estudio serio de la Biblia dependiendo tan solo de las visiones de la Sra. White. Su influencia en cambio fue de manera indirecta.

Claridad y confirmación

Una manera indirecta pero importante en que Elena White influyó en el desarrollo doctrinal estuvo dada por las visiones que confirmaron las conclusiones a las que se había llegado por el estudio de la Biblia. Este fenómeno se produjo una y otra vez durante las conferencias bíblicas ya mencionadas. Pero al menos en una ocasión, una visión ayudó a resolver una diferencia de opinión sobre una naciente doctrina. El conflicto tenía que ver con la observancia del sábado. Algunos decían que el sábado iba de la medianoche del viernes a la salida del sol del sábado, otros desde las 18:00 horas del viernes, y otros a partir de la puesta de sol.

Se le pidió a J. N. Andrews que estudiara el tema y presentara un informe en Battle Creek en noviembre de 1855. Andrews llegó a la conclusión que el sábado comenzaba a la puesta del sol del viernes. Aun después de esto, Elena White y Bates siguieron apoyando la postura de las 18:00, pero días después se corrigieron gracias a una visión.

Una guía segura

En una época cuando los credos eran de suma importancia para las iglesias, Elena White jugó un papel decisivo al instar a la iglesia a que considerara la Biblia como la única fuente de fe y práctica. Se mantuvo firme en el principio “La Biblia y la Biblia sola, como piedra de toque de todas las doctrinas y la base de todas las reformas”.2 Este compromiso con la supremacía de las Escrituras que estuvo omnipresente en el pensamiento de los pioneros, continúa siendo enfatizado por el pensamiento adventista contemporáneo.

La mayoría de los sistemas de doctrina poseen consistencia interna porque, de manera consciente o inconsciente, el conjunto doctrinal posee un centro que los une. Un resultado clave de la visión que recibió Elena White en 1858 sobre el gran conflicto dio a los adventistas una perspectiva de pensamiento que otorgó coherencia y significado a sus doctrinas. Por supuesto, Elena White no fue la primera en hablar de la idea de un conflicto cósmico entre el bien y el mal. Pero su nuevo enfoque fue colocar la ley de Dios y el sábado en el centro del conflicto. No deberíamos minimizar la relación del concepto del gran conflicto en el desarrollo de las doctrinas adventistas, ya que aclaró textos bíblicos al mostrar perspectivas que de otra manera se hubieran pasado por alto. Esta idea otorga a la iglesia una filosofía de la historia y explica el indeclinable compromiso de la iglesia con la ley de Dios y las doctrinas relacionadas con esta, a lo largo de la historia.

El don de la gracia

Desde sus comienzos, los adventistas han estado enfocados en la misión, al predicar un mensaje que invita a las personas a regresar a las verdades bíblicas descuidadas, incluyendo la ley de Dios. Esto ha hecho que algunos enfaticen sobremanera la ley y la “verdad” para descuidar en cambio la gracia de Cristo. Ante los que decían que “no debería buscarse y enfatizarse tanto la justificación de Cristo, sino predicar la ley”, Elena White expresó: “Como pueblo, hemos predicado la ley hasta que estamos tan secos como las colinas de Gilboa, sin rocío ni lluvia”. Debemos predicar a Cristo en la ley, y entonces habrá savia y nutrición en la predicación que será como alimento para la hambrienta grey de Dios”.3 Los consejos de Elena White han evitado una postura legalista en las declaraciones públicas de la iglesia.

Como adventistas tenemos gran estima por el don profético de Elena White. Sin embargo, ni Dios ni los pioneros creyeron necesario desarrollar doctrinas directamente a partir de sus escritos o dirección personal. Las doctrinas son el resultado del intenso estudio de la Biblia.


Fuente: AdventistWorld.com
Autor: Kwabena Donkor es director asociado del Instituto de Investigaciones Bíblicas en la sede central de la Iglesia Adventista
Referencias: 1 The Early Years, p. 145. 2 El conflicto de los siglos, p. 653. 3 Ellen G. White 1888 Materials, p. 560.

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viernes, 20 de marzo de 2009

Elena G. de White



Acceda a mas información sobre Elena G. de White en Ojo Adventista, haciendo clic aquí.

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sábado, 29 de marzo de 2008

ELENA G. de WHITE: PROFETA DE LA VERDAD


He recibido un mensaje del Ministerio GUARDIANES DE LA VERDAD. Ellos son un grupo de adventistas que han producido una pagina apologética en defensa de los escritos de Elena G. deWhite, ELENAWHITEDEFENSA.es.tl

 Elena White defensa enfrentando las criticas

Han realizado una interesante compilación, no con la intención de exponer puntos de vista personales, que también los hay en la obra. Recabando información de diferentes fuentes que en forma semejante realizan una defensa de los escritos de Elena de White. Ofrecen respuesta a diversos cuestionamientos, los cuales -proponen- estarán sujetos proponen a cambios constantes y actualizaciones. Ya sea por descubrir nueva información afín o por la presentación de nuevos puntos controversiales que necesitan ser aclarados.

Basicamente los "GUARDIANES DE LA VERDAD" contestan a las críticas mas usuales desprendidas del libro de J. Mark Martin. A lo cual proponen que cada uno sea quien evalúe ambas partes, bajo la bendición que Dios y la guia del Espíritu Santo poder encontrar la VERDAD.

También extiendo la invitación a los lectores de OJOADVENTISTA para que visiten otra pagina de este mismo ministerio, 22deoctubrede1844.es.tl. Donde presentan la importancia que implica la fecha del 22 de octubre de 1844 para la Doctrina del Santuario -como la esperanza de nuestra intercesión- en el contexto del Fin del Conflicto de los Siglos y el rol de la Iglesia Adventista del Séptimo día...

Dios bendiga a estos hermanos como así a todos aquellos que buscadores y defensores de la Verdad.

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