domingo, 24 de mayo de 2009

"El Día del Señor" ¿Por qué esta expresión se utiliza solamente en el Apocalipsis? Por Jorge Burnside

Apocalipsis 1:10, dice: "Yo estaba en espíritu en el día del Señor".

La expresión "el día del Señor" se utiliza solamente una vez en las Escrituras. La frase es interesante. ¿A qué día se refiere? ¿Por qué se la emplea en el cierre del Libro de los libros?

Ocurrió en un momento trascendental, cuando un decreto de muerte pendía sobre esa expresión. El libro del Apocalipsis fue escrito en la prisión. Su autor se hallaba allí debido a la fidelidad a su Señor.

"Cuando se escribió el libro del Apocalipsis, el culto al César era una religión que abarcaba todo el imperio Romano, y debido a que los cristianos se negaban a participar en él, se los perseguía y mataba. La esencia del culto a César era aceptar al emperador como la reencarnación del divino espíritu de Roma. Una vez al año, todos los ciudadanos debían presentarse ante los magistrados para quemar una pizca de incienso ante el busto de César, y exclamar: 'César es el Señor!' " (1).

Por lo tanto, el rehusar ofrendar el incienso y pronunciar la frase "César es el Señor", era considerado como una traición, además de ser evidencia de una abierta oposición hacia la religión oficial. El culto al emperador comenzó con el culto a César luego de la muerte de éste. Es muy probable que fuera el emperador Domiciano, muerto en el año 96 DC, el que envió al apóstol San Juan al exilio en la isla de Patmos. En el año 96 de nuestra era sentenció a muerte a Florius Clemens (su propio sobrino) que era cónsul, y exilió a su esposa Floria Domitalla bajo la acusación de "ateísmo". Es probable que fueran cristianos, porque muchos cristianos eran arrojados a los leones, acusados de ateísmo al rehusar ofrecer sacrificios al César, que decía ser Dios.

Las pretensiones de Domiciano

"Domiciano fue el primer emperador al que se le atribuyeron honores divinos mientras vivía, y se hizo llamar 'Nuestro Señor y Dios' en los documentos públicos... Informó a todos los gobernadores que los anuncios y proclamas debían comenzar on la frase 'Nuestro Señor y Dios Domiciano ordena' ". (2)

Debían llamar dios a Domiciano o morir. El edicto era claro. O el Señor Jesucristo o el emperador de Roma. Jesús o el César. ¿Quién era el Señor? He allí el tema de discusión. Las escrituras demuestran claramente por qué el escritor estaba en el destierro: "Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios" (Apocalipsis 1: 9).

Domiciano decía ser dios. Su día, el día del emperador, recibía el nombre del día del señor. San Juan estaba en el destierro "por causa de la palabra de Dios", que afirmaba había un solo "día del Señor". Ese día santo pertenecía a su Señor, y desafiando el día pagano, escribió en Apocalipsis 1: 10: "el día del Señor".

¿Qué es "el día del Señor"?

El sábado es el día del Señor, porque Cristo, el Señor, descansó, bendijo y santificó ese día. Lo llamó: "Mi día santo" (Isaías 58: 13). Es el "sábado para Jehová tu Dios" (Exodo 20: 10).

El Apocalipsis exalta a Jesús como el Señor. El es "REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES" (Apocalipsis 19: 16). Jesús significa "Jehová". El es "el primero y el último" (Apocalipsis 1: 17). El fue el Creador y será el Consumador. El existe desde la eternidad y perdurará por la eternidad.

El estuvo muerto, pero ahora está "vivo por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 1:18). El es el único que tiene las llaves de la muerte y del sepulcro. Las llaves son un signo de autoridad. Ha conquistado la muerte. ¡Qué Salvador! ¡Qué Señor! No es de extrañarnos que San Juan lo exaltase como el Señor. ¿Qué era un mero mortal en comparación, aunque este mortal fuera el emperador del Imperio Romano' El sábado era el día del Señor y el día que él (San Juan) guardaría.

El Primero y el Último

El Apocalipsis nos revela a Jesús como al Jehová del Antiguo Testamento. Por ejemplo, en Isaías se denomina a Jehová, el Creador, como "el primero y el último" tres veces.
Isaías 41: 4: "Yo Jehová, el primero y yo mismo con los postreros".
Isaías 44: 6: "Yo soy el primero, y yo soy el postrero". Nótese que el Señor Jehová dice en el versículo 24: "Así dice Jehová tu Redentor". Era Jesús el que hablaba. El es nuestro Redentor, nuestro Señor.
Isaías 48: 12: "Yo mismo: yo el primero, yo también el postrero".
En Apocalipsis se hace referencia tres veces distintas a Jesús como "El primero y el último".
Apocalipsis 1: 11: "Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último".
Apocalipsis 1:17, 18: "Yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto, mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos".
Apocalipsis 22: 13: "Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último".
Se menciona tres veces a Jehová en el cuarto mandamiento.
Exodo 20: 11: "El séptimo día es reposo [sábado], para Jehová tu Dios".
Exodo 20: 11: "Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra... y reposó en el séptimo día".
Exodo 20: 11: "Por tanto, Jehová bendijo el día de reposo [sábado], y lo santificó".
El es el Señor del Antiguo Testamento.
El es el Señor del Apocalipsis.

El Apocalipsis está formado en su mayor parte por citas del Antiguo Testamento.
Jesús fue el autor del Antiguo Testamento (1 S. Pedro 1: 10, 11). El fue el que guió a Israel (1 Corintios 1: 4). El es el Señor, el Señor de todo. Por lo tanto, el Apocalipsis al confirmar que Jesús es el Señor, automáticamente revela que el sábado de nuestro Señor, es el día del Señor. El libro final de las Escrituras puntualiza la gran verdad: Jesús es el Señor.

Algún día, puede ser muy pronto, que "toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor" (Filipenses 2: 11), y "que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla" (Filipenses 2:10), porque "le dio un nombre que es sobre todo nombre" (Filipenses 2: 9). "La divinidad de Cristo es la garantía que el creyente tiene de la vida eterna". (3)

Jesús, nuestro divino Señor afirmó: "El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo [sábado]" (S. Marcos 2:28).
No es una institución judía

Este día no es una mera institución judía. Nuestro Señor lo santificó miles de años antes de la existencia de los judíos. El sábado es el único día que él llama suyo. Es el único día en el que él descansó. Es el único día que bendijo y santificó. El sábado es su día: "día del Señor". Cristo ha colocado su sello permanente sobre él. Habló en once ocasiones diferentes del sábado, pero siempre para corregir las supersticiones que le había agregado los fariseos; nunca para destruirlo.

La actitud de Cristo

El domingo nunca se menciona en ningún lugar de la Biblia como el día del Señor, y el hecho de que años más tarde se lo llamase así no implica que lo sea. Solamente prueba lo apartados que estaban estos cristianos profesos de la verdad cuando tomaron este sagrado título y lo aplicaron a un día de reposo falso. Unos pocos detalles revelarán claramente lo que dice la Palabra del Señor.
1. Nuestro Señor trabajó en domingo (Génesis 1: 1-5).
2. El Señor denomina al domingo como un día de trabajo (Ezequiel 46: 1).
3. El ordenó trabajar en domingo (Exodo 20: 10, 11).
4. Nuestro Señor nunca guardó el domingo
5. Su Padre nunca guardó el domingo.
6. El Señor nunca lo bendijo.
7. En ningún momento se prohibió trabajar en él.
8. Nuestro Señor nunca pronunció ninguna penalidad para los que lo violaran.
9. Nunca prometió bendiciones para los que lo observaran.
10. En las Escrituras nunca se lo denomina con el nombre de día del Señor.
11. No existen constancias de que el Señor lo haya mencionado.
12. El Señor nunca nos pidió que partiéramos el pan en domingo.
13. Nunca nos pidió que lo guardásemos en memoria de su resurrección.

El domingo no es el día del Señor, nunca lo fue ni lo será. El mandamiento del sábado es el sello de la ley de Dios. Lo señala como al Creador y, consecuentemente, como Rey de todas las cosas que él creó.

Autor: Jorge Burnside
Fuente: Ministerio Sello de Dios / Ministerio Adventista de Investigación Bíblica
Referencias: (1) "The Revelation of John", tomo 1, pág. 19, William Barclay, D. D., Profesor de Divinidad y Crítica Bíblica de la Universidad de Glasgow, Escocia. (2) Id., págs. 23, 24. (3) Elena G. de White, El Deseado de Todas las Gentes, pág. 489.

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